Desde los primeros pasos de la infancia hasta la etapa preescolar, los niños experimentan una serie de cambios cognitivos y emocionales que moldean su comprensión del mundo. Uno de los aspectos más fascinantes de este desarrollo es el juego simbólico, que comienza a manifestarse alrededor de los 18 meses y se extiende hasta los 6 años.
María Montessori, con su revolucionaria visión educativa, no se centró exclusivamente en la idea tradicional del juego en la infancia. En su lugar, introdujo el concepto de "trabajo", refiriéndose a la interacción activa y significativa del niño con su entorno. Para Montessori, era esencial que los niños interactuaran con su entorno de una manera que les permitiera desarrollarse plenamente.