Mayte Gete nos va a hablar sobre la gestión de conflictos en un ambiente Montessori. Mayte irradia luz con sus palabras y con su manera de dirigirse a sus iguales. Es una mujer trabajadora, madre, educadora infantil, educadora musical y educadora de disciplina positiva en la primera infancia con Marisa Moya, actriz, madre de día y guía de Comunidad Infantil en Montessori Village Alcalá.
En su infancia sufrió lo que muchos de nosotros como adultos hemos sufrido, un sistema educativo autoritario, patriarcal y totalmente obsoleto donde no se respeta la voluntad del infante.
Su pasión, su energía, su lucha y su sensibilidad la llevaron a encontrar su camino, ser Guía de un sistema educativo alternativo donde se respeta al infante. Cada día lucha para que la infancia tenga un lugar que se merece, donde se sepa gestionar conflictos.
“Día a día me esfuerzo para conseguir un cambio en la educación y la crianza de nuestras criaturas, para ser esa maestra, esa guía que te encuentras en el camino y te deja “ser” y abrir las puertas hacia una vida maravillosa. La vida está llena de cosas bellas, dejémonos vivirla sin miedo y en libertad, siendo nosotros mismos, disfrutando y exprimiendo cada segundo que nos ofrece.”
¿Cuáles son los principales problemas con los que te encuentras en el ambiente a la hora de la gestión de conflictos?
En Comunidad Infantil los niños están en un momento de desarrollo muy concreto. Sus edades comprenden entre el año y medio y los tres años. Su cerebro todavía se encuentra en la fase del “cerebro primitivo”, el cerebro reptiliano.
Son niños que no tienen desarrollada la corteza prefrontal, el “cerebro racional”, y por tanto no tienen adquiridas las funciones ejecutivas que le permiten empatizar o razonar.
La mayoría de estos niños, además, no tienen desarrollado el lenguaje para poder expresarse con palabras. Son niños en pleno proceso de aprendizaje de habilidades de comunicación con un cerebro puramente instintivo.
Por ello, en el ambiente podemos encontrar conflictos por un mismo material, por una silla, un cuento, un instrumento musical… Se encuentran en la fase del “yo”, del “mío”, si tienen algo en las manos les pertenece y si viene otro niño a quitárselo lo percibirá como un ataque y su instinto de supervivencia les hará defenderse mediante las herramientas que poseen: mordiscos, patadas, manotazos, gritos, llanto…
Ahí mi labor en la gestión de conflictos. Éstas son las reacciones de los niños de esta edad que no debemos confundir con “mal comportamiento” sino con “puro instinto de supervivencia”.
Son niños sin herramientas para la socialización en un entorno de convivencia con iguales.
¿Cómo gestionas los conflictos entre iguales?
Para mi el rol del adulto es de observador, por ello ante un conflicto observo la situación y dejo que los niños lo resuelvan de forma autónoma. Creo que es muy importante que confiemos en ellos y que les demos espacio para “ser” y para practicar habilidades de comunicación y convivencia.
María Montessori decía que la ayuda que el adulto ofrece al niño es un obstáculo para su aprendizaje. Los adultos somos acompañantes de sus procesos y el punto de intervención debe realizarse cuando observemos que puede haber peligro o falta de respeto.
Cuando creo que debo intervenir lo primero que hago es acercarme, agacharme a su altura y poner una barrera física entre los dos niños. Después los miro a los ojos, conecto con ellos y les pregunto qué ha pasado (a cada uno de ellos) y escucho.
Si no tienen lenguaje suficiente para expresarse, pongo en palabras su emoción, la valido y narro lo ocurrido de forma objetiva. Después los animo a decir: “stop, no me gusta” (ayudándome de un gesto de la mano que signifique “para”) y a respetar ese “NO”.
Éste trabajo de asertividad y respeto me parece esencial y muy necesario para su vida y para la gestión de conflictos.
¿Habláis sobre las emociones en el ambiente?
Las emociones son parte esencial del trabajo que hacemos con los niños en el ambiente, esencial para la correcta gestión de conflictos. En las edades en las que nos encontramos los niños no saben gestionar sus emociones y es nuestra labor, como adultos de referencia, darles herramientas para ello.
Lo primero es conocer las emociones. Para ello diariamente ponemos en palabras todas las emociones que sentimos, las validamos, las normalizamos y las dejamos fluir.
Es muy importante liberarlas y dejarlas salir, que los niños expresen su emoción, sea cuál sea, sin juicios, tapones ni castigos, sólo acompañamiento, respeto y comprensión.
Al igual que nosotros los adultos, debemos hablar con los niños de cómo nos sentimos, de cómo a veces nos enfadamos, nos ponemos tristes, lo que nos da miedo o alegría.
Gracias a las neuronas espejo, los adultos somos su modelo, si nos escuchan hablar de emociones, nos ven liberarlas y gestionarlas, les estamos ofreciendo de manera indirecta herramientas muy útiles para su vida.
Otra forma que tenemos de trabajar las emociones en el ambiente es a través de cuentos, canciones, materiales Montessori, el rincón de la calma o la mesa de la paz, dinámicas y materiales de Disciplina Positiva.
Es fascinante el mundo de las emociones y es maravilloso tener el placer de poder acompañarlas.
¿Cómo trabajáis el respeto y la comunicación en el ambiente entre los infantes?
El respeto y la comunicación la trabajamos diariamente. Para la pedagogía Montessori es imprescindible el respeto al otro, a uno mismo y al ambiente. Nuestros límites se basan en esas tres premisas y en la creencia de que, si interiorizan lo que realmente para nosotras es el respeto, podremos convivir en libertad y ser felices.
Utilizamos las diferentes situaciones que nos encontramos a diario para darles herramientas de comunicación y respeto. Como por ejemplo, cuando un niño quiere el instrumento musical que tiene el otro en el momento del Circle Time de la mañana, por cómo funciona el cerebro del niño en éstas edades, el niño tiende a quitar el instrumento de la mano del compañero, en ése momento una de nosotras se acerca, se agacha a su altura y le dice amablemente: “éste instrumento en éste momento lo tiene tu compañero, si lo quieres puedes pedírselo si lo deseas”, y hacemos una muestra de cómo lo hacemos: “¿me lo das por favor?” (ofreciendo la palma de la mano).
Utilizamos un lenguaje sencillo, claro y conciso, eso les ayuda en su orden mental y les da seguridad. Después, esperamos la respuesta del otro, si se lo da le damos las gracias, si no se lo da respetamos su decisión y le decimos al otro niño que debe esperar a que termine de utilizarlo.
Es maravilloso ver a niños tan pequeños pedirse las cosas con tanta amabilidad y respeto. Esto es nuestro granito de arena para lo que María Montessori llamaba “educar para la paz”. Si cada hombre o mujer del futuro tuviera herramientas de comunicación respetuosa sería posible la paz en el mundo, que tanto deseamos.
¿A qué edad suelen surgir los conflictos?
No me atrevo a decir una edad concreta pues cada niño es diferente, con su desarrollo personal y sus circunstancias. Normalmente los conflictos surgen entre los 8-9 meses y los 6 años.
¿Cuál es el principal motivo?
El principal motivo es la socialización.
El cerebro no empieza a desarrollar la corteza prefrontal y el sistema límbico hasta los 3 años. Eso quiere decir que la parte pensante y la parte emocional del cerebro, las funciones ejecutivas y la regulación de las emociones y los impulsos, que nos permiten convivir en una sociedad de forma sana y respetuosa empiezan a desarrollarse con esa edad y no lo hacen de forma instantánea, sino que necesitan su tiempo para desarrollarse y para que el niño aprenda a utilizarlas.
Es decir, que los niños, en la primera infancia, periodo que comprende entre el nacimiento y los 6 años, no están preparados ni cognitiva ni emocionalmente, para la socialización, pero les pedimos que sí lo estén y les hacemos convivir con iguales.
Lo bonito de la pedagogía Montessori es que conviven niños de diferentes edades y se forma una mini-sociedad en la que unos ayudan a otros y son los propios niños los que enseñan habilidades de convivencia a los que lo necesitan.¿Nos puedes dar unas pautas/consejos para gestionar conflictos en el.
¿Nos puedes dar unas pautas/consejos para gestionar conflictos en el hogar?
Es importante ofrecerles a nuestros hijos un ambiente preparado en nuestro hogar que les permita moverse en libertad y que satisfaga sus necesidades. Si los niños están “ocupados”, como decía María Montessori, estarán felices y por tanto reduciremos las situaciones conflictivas.
Eso no significa que esas situaciones no se produzcan, sobre todo si están cansados o tienen hambre. Creo que uno de los puntos clave es la anticipación, si sabemos que a una hora determinada nuestro hijo está cansado y nosotros también lo estamos, adelantémonos a eso y que descanse para poder seguir disfrutando más tarde.
Somos nosotros los adultos los que tenemos la conciencia del tiempo y las rutinas, por tanto, los que tenemos que tomar las decisiones con antelación para que todo fluya con armonía.
Otro punto clave son precisamente las rutinas, si somos constantes con ellas, conseguiremos dar a nuestros hijos seguridad. Montessori decía que los niños pasaban por el periodo sensitivo del orden en esta edad, si los adultos que los acompañamos les ofrecemos un orden externo les ayudaremos en su orden interno y eso les dará calma y seguridad.
Ese orden externo implica no sólo tener las cosas siempre en el mismo sitio, sino también que una rutina siga siempre a lo otra, de esta manera el niño sabe siempre lo que viene después y no se siente inseguro por no saber qué pasará.
Pero como decía, aún así, habrá conflictos, y la forma de gestionarlos puede ser de la misma manera en la que lo hacemos en la escuela, con las mismas herramientas que comentaba en las preguntas anteriores, con mucha paciencia, acompañándolos con amor y cariño y mucha mucha comprensión.
Para ello nos ayuda entender cómo funciona su cerebro y los procesos de desarrollo por los que van pasando nuestros hijos. Las herramientas que nos facilita la Disciplina Positiva también nos ayudan en nuestro proceso de aprendizaje y para mí son claves para conseguir una buena convivencia en el hogar.
¿Algo que quieras aportar?
Me gustaría añadir que confiemos en nuestros hijos y alumnos, que ellos tienen en su interior todo lo necesario para convertirse en los adultos que deseamos que sean. Nosotros somos sólo guías que los acompañan en el camino, dejémosles libertad para “SER” y “SERAN”.
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